Cuestiones de Sociología, nº 24, e119, febrero - julio 2021. ISSN 2346-8904
Universidad Nacional de La Plata
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Departamento de Sociología

Entrevista

Desigualdades sociales en perspectiva comparada: miradas desde Europa y América Latina. Entrevista al Dr. Pedro López-Roldán

Social inequalities in a comparative perspective: views from Europe and Latin America. Interview with Dr. Pedro López-Roldán

Eduardo Chávez Molina

Instituto de Investigaciones Gino Germani. CONICET - Universidad de Buenos Aires / Universidad Nacional de Mar del Plata, Argentina
Eugenia Roberti

Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales (IdIHCS). CONICET - Universidad Nacional de La Plata / Universidad Nacional Arturo Jaureche, Argentina
Cita recomendada: Chávez Molina, E. y Roberti, E. (2021). Desigualdades sociales en perspectiva comparada: miradas desde Europa y América Latina. Entrevista al Dr. Pedro López-Roldán. Cuestiones de Sociología, 24, e119. https://doi.org/10.24215/23468904e119

Pedro López-Roldán es Licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales, Doctor en Sociología por la Universidad Autónoma de Barcelona(UAB) e Investigador del Centro de Estudios Sociológicos sobre la Vida Cotidiana y el Trabajo y del Instituto de Estudios del Trabajo de la UAB. En esta entrevista, repasamos su trayectoria académica y sus principales líneas de investigación, con la finalidad de reflexionar sobre enfoques teóricos y metodológicos para analizar la persistencia de las desigualdades sociales en la actualidad. En particular, abordamos los desafíos que implica desarrollar una perspectiva comparada sobre las desigualdades entre América Latina y Europa. Finalizamos con la experiencia que implicó la creación de la red de investigación y formación entre Europa y América Latina INCASI (International Network for Comparative Analysis of Social Inequalities, https://incasi.uab.cat/).

-Cuenta con una vasta trayectoria académica y de investigación con respecto a la temática de las desigualdades sociales, desde una mirada que atiende especialmente a la dimensión laboral. ¿Podría contarnos cómo fue su acercamiento a estos temas? ¿Cuáles fueron sus primeras aproximaciones a los estudios sobre desigualdades sociales y laborales? Y, especialmente, ¿cómo articuló en ello los aprendizajes metodológicos y el uso de datos cuantitativos?

-Mi trayectoria académica se ha desarrollado de forma paralela al contexto de consolidación de la sociología académica en España, así como a la institucionalización de la ciencia y su internacionalización tras la transición política de la dictadura a la democracia. En ese devenir tuve la fortuna de estar en los orígenes de la creación del grupo de investigación al que pertenezco desde entonces, el Centro de Investigación sobre la Vida Cotidiana y el Trabajo (QUIT, https://quit.uab.cat/es/) de la Universidad Autónoma de Barcelona, a finales de los 80, que dio lugar posteriormente a la creación del Instituto de Estudios del Trabajo (https://iet.uab.cat/). En el seno del grupo y guiado por nuestros maestros, siempre nos ha interesado la investigación de las desigualdades sociales siguiendo una tradición abierta ligada al pensamiento crítico, centrado en el mundo del trabajo en sentido amplio, como interrelación de las esferas productiva y reproductiva. Al mismo tiempo somos un grupo especializado en la metodología de la investigación social, que interrelaciona las perspectivas cualitativa y cuantitativa. Un primer proyecto colectivo de investigación alrededor de esas temáticas, obtenido en una convocatoria pública, dio pie a mi tesis doctoral, destinada a analizar las desigualdades sociales en el mercado de trabajo desde la perspectiva de la segmentación del empleo, incluyendo una preocupación metodológica de formalización de una propuesta destinada a la construcción de tipologías. Desde entonces he trabajado en dos líneas de investigación complementarias. Por un lado, la Sociología del Trabajo y las Desigualdades Sociales: segmentación del mercado de trabajo, género e inmigración, trayectorias laborales, estructura social y desigualdades sociales, movilidad social, y, recientemente, me he interesado por la sociología comparada entre Europa y América Latina. Por otro lado, los métodos y técnicas de investigación social: construcción de tipologías, análisis multivariable de datos y métodos mixtos.

-Vivimos en un mundo en donde coexisten viejas y nuevas inequidades. En este sentido ¿cómo pensar las desigualdades en el siglo XXI? ¿Qué consideraciones y "recaudos" teórico-metodológicos deberían tomar las investigaciones en Ciencias Sociales? En particular, si atendemos a la emergencia de una sociedad de servicios, post-industrial y, posiblemente, post-pandemia, en la que los nuevos formatos de empleo modifican los esquemas del siglo XX.

-La desigualdad social es uno de los fenómenos que atrae mayor atención de la investigación en el ámbito de las Ciencias Sociales, y de la Sociología en particular. Cualquier búsqueda bibliográfica al respecto mostraría la continua y enorme producción de estudios sobre la temática. Sin embargo, como fenómeno social, con sus importantes implicaciones políticas, continúa siendo la asignatura pendiente de la humanidad. Sin duda, el permanente ejercicio de reflexión desde los ámbitos académicos, así como los movimientos sociales y la acción política nacional e internacional, han podido contribuir a paliar en cierta medida los altos niveles de desigualdad histórica de nuestras sociedades. Pero persisten en un mundo globalizado con niveles muy distintos de desarrollo que dificultan alcanzar, para numerosas regiones y grupos sociales, niveles decentes de bienestar.

La actual crisis sanitaria creada con la pandemia del COVID-19 ha revelado una vez más esas diferencias entre sociedades y en el interior de cada sociedad. El planeta en su conjunto sufre los efectos de esta situación excepcional, pero la distinta capacidad de respuesta en este contexto acusa de nuevo y frena las posibilidades de forjar la senda del reequilibrio, ahondando las brechas existentes. En particular, América Latina y el Caribe muestran, en contraste con Europa y a pesar de los esfuerzos de muchos gobiernos, las limitaciones estructurales que impiden sortear la expansión de la enfermedad y los efectos socioeconómicos en la región, caracterizada por altos niveles de pobreza e informalidad y por lo que teóricamente se ha identificado como la heterogeneidad estructural. En este sentido, cabe interrogarse hasta qué punto la reestructuración a la que nos obligará esta crisis vendrá a reforzar ese modelo heterogéneo de sectores productivos y condiciones de empleo desiguales. Como consecuencia de la pandemia, además de los efectos en el aumento del desempleo, el empobrecimiento inmediato, el empeoramiento de las condiciones de trabajo o los riesgos de salud laboral, cabe pensar en una aceleración de los cambios que venimos observando en las últimas décadas como resultado de la aplicación de la tecnología, la robotización, la economía digital, el teletrabajo, etc., y de las dinámicas de flexibilización. Ello puede suponer la introducción de nuevas formas de empleo que refuercen las desigualdades existentes y el deterioro generalizado de la calidad del empleo. En parte esto dependerá de la capacidad de hacer frente a determinadas estrategias del poder económico y político, y de instaurar nuevas políticas activas y pasivas de empleo, de formación, de protección social, de regulación laboral y de reestructuración productiva en base al diálogo social.

La desigualdad, las desigualdades, son, en esencia, universales y constantes en el tiempo: posicionan a distintos grupos sociales en desventaja con respecto a los recursos y los valores de cada momento histórico, lo que genera desiguales oportunidades. Cambia su naturaleza con los profundos cambios sociales, económicos y culturales de nuestras sociedades, y persisten en el tiempo con nuevos rasgos. En la actualidad, la desigualdad se halla enmarcada por los cambios en el mundo laboral de las economías capitalistas con dinámicas de flexibilización y precarización, por la creciente dimensión de la globalización, las cadenas de valor global y las divisiones de centro y periferia, por los impactos de la tecnología y la robotización en la sociedad de la información y la comunicación, por los cambios demográficos, el envejecimiento y las migraciones, por los cambios de los roles de género y la incorporación de la mujer al mercado laboral, el consumismo o las políticas neoliberales, entre otros.

Desde el punto de vista sociológico, la desigualdad social nos remite, pues, a un concepto complejo y multidimensional. Creo que el campo de la sociología en sí mismo es un conjunto de perspectivas sobre las desigualdades, que se desarrollan en su seno, que tienen su “sede” central en el campo de la “estratificación social”. En ese sentido, es muy difícil hablar de las teorías de la desigualdad; en todo caso, se puede hablar de las diferentes contribuciones de las teorías sobre las clases sociales y su concepción de las desigualdades contenidas en ellas, así como de interseccionalidad en el abordaje del fenómeno. La desigualdad se institucionaliza conformando un estado de cosas que se consolida, permanece y se reproduce en la estructura social, y que pueden también en algún momento ser cuestionadas o modificadas. Las desigualdades son la expresión de diferencias sociales observables en términos de posiciones jerarquizadas según los valores establecidos en una sociedad. Conllevan distribuciones no equitativas de acceso a los recursos (económicos, educativos y culturales, relacionales, de salud, etc.), a las oportunidades, al prestigio o al poder, a través de mecanismos que dependen de determinados rasgos sociales (clase, género, raza, etnia, edad, entre otros), con lo que se establecen las bases de los sistemas institucionalizados de estratificación social.

Para fundamentar, explicar y profundizar los procesos de desigualdad social se requieren programas de investigación nacionales e internacionales que cuenten con mejores y nuevas fuentes de información, que combinen análisis estáticos y dinámicos, y que interrelacionen estrategias metodológicas cuantitativas y cualitativas bajo marcos conceptuales innovadores que nos permitan incorporar diversos enfoques sociológicos, así como visiones y teorizaciones globales y locales al hilo de los procesos de cambio en los distintos ámbitos de la vida social.

El fomento de las redes de investigadores/as y grupos de investigación que se consoliden en esta tarea es fundamental y debe ir acompañado del interés y de los recursos necesarios por parte de los gobiernos nacionales y supranacionales para su desarrollo.

Al mismo tiempo, es preciso crear verdaderos espacios de intercambio donde recoger los avances del conocimiento científico destinados a la elaboración de diagnósticos fundamentados que orienten la acción sociopolítica en aras de una sociedad más justa y equitativa. Para ello también se requieren los consensos, los contratos sociales, que acuerden alcanzar y respetar los derechos fundamentales de una sociedad democrática. En esta línea, la agenda propuesta en los objetivos de desarrollo sostenible por Naciones Unidas debería ser un rumbo que aunara las voluntades y las acciones.

-A la luz de su experiencia investigativa, ¿cómo sintetizaría las principales convergencias y divergencias de las desigualdades sociales entre América Latina y Europa? Y focalizándonos ahora en el caso español ¿qué evaluación realiza y qué particularidades encuentra en este país, respecto de esos temas, en comparación con Europa y América Latina (especialmente, en relación con la Argentina)?

-Nuestra investigación muestra dos tipos de hallazgos que son el “leitmotiv” subyacente de nuestras contribuciones. Por un lado, cabe dar cuenta de la especificidad de cada caso estudiado, lo que permite explicar la configuración de las desigualdades sociales en cada espacio social, ya sea por razones históricas, configuración institucional, diferentes niveles de desarrollo y estructura productiva, etc. Por otro lado, destacamos la existencia de patrones generales que explican conjuntamente la dinámica de las desigualdades sociales en ambos continentes, con lo que buscamos identificar los mecanismos sociales comunes que generan y reproducen las desigualdades sociales.

Así, por ejemplo, la informalidad es una realidad omnipresente de la sociedad latinoamericana que explica estructuralmente la reproducción de las desigualdades sociales y las dificultades para cambiar el orden social. Sus rasgos no tienen parangón en las sociedades europeas, aunque también sea un fenómeno existente en otra magnitud y los productores de información se nieguen a recabar este dato. Los Estados de Bienestar, si así los podemos reconocer en ambos continentes, difieren enormemente en sus características cualitativas y cuantitativas, por lo que sus capacidades y los resultados alcanzados para enfrentar las desigualdades y garantizar la protección social tienen unos efectos muy distintos. El nivel de institucionalización alcanzado en las sociedades europeas dista mucho de la situación existente en Latinoamérica. Son aspectos que marcan diferencias fundamentales a la hora de explicar las situaciones y los niveles de desigualdad social. Realidad que no es incompatible con la persistencia de las desigualdades de las sociedades europeas. Se trata de una cuestión, por un lado, de magnitud de las desigualdades y, por otro, de la diferente posición alcanzada en el nivel de desarrollo y bienestar, lo que permite confrontarlas desde realidades e instrumentos muy distintos.

Pero las desigualdades persisten en ambos territorios y alcanzan formas de expresión que también obedecen a patrones comunes. Se aprecia, por ejemplo, analizando la estratificación social y observando los mecanismos que generan las posiciones en la estructura ocupacional. Se evidencia, a pesar de las diferencias institucionales de los sistemas educativos, en los mecanismos sociales que reproducen las desigualdades educativas por clase social. Se constata estudiando los factores de estructuración del mercado de trabajo que dan lugar a semejantes desigualdades del empleo, expresadas en términos de segmento primario y segmento secundario. Así lo hemos podido mostrar comparando especialmente España y Argentina. Y no deja de sorprendernos descubrir cómo es posible identificar dinámicas sociales comunes y globales. Nuestra labor en esta línea es extender los trabajos de investigación comparados para fundamentar y generalizar una serie de hallazgos incipientes que requieren su validación teórica y metodológica con nuevas investigaciones y mejores datos.

-Estuvo a cargo de la coordinación de la red INCASI (International Network for Comparative Analysis of Social Inequalities), en la queparticiparon 10 universidades europeas y 10 latinoamericanas, con más de 140 investigadores/as. ¿Podría contarnos cómo fue esta experiencia de investigación internacional, en particular? ¿Cuáles fueron los principales aprendizajes y hallazgos desarrollados? Y, en este sentido, ¿cómo fue la búsqueda de explorar vías innovadoras para reducir las desigualdades sociales a través de la investigación de trayectorias educativas, ocupacionales y de vida?

Para finalizar la entrevista, queríamos preguntarle cuáles cree que son los desafíos de esta experiencia a futuro.

- Los resultados del proyecto se traducen en múltiples aspectos. Entre ellos cabe destacar la amplia producción y difusión de la actividad científica que hemos desarrollado. Hemos realizado 198 seminarios y conferencias, 7 Talleres Locales, 4 Encuentros Globales y 126 participaciones en congresos. Hemos publicado más de 130 artículos en tres años, ya que como sabemos, existe un rezago importante entre la producción y la publicación de un artículo científico. Actualmente contamos con un número prácticamente similar en prensa. Entre toda esa producción cabe mencionar especialmente el libro que fue publicado por Springer en acceso abierto y que presenta algunos de los principales resultados de investigación de la red: López-Roldán, P. y Fachelli, S. (Eds.) (2021). Hacia un análisis comparado de las desigualdades sociales entre Europa y América Latina (Disponible en: https://link.springer.com/book/10.1007%2F978-3-030-48442-2).

En el desarrollo del proyecto entre 2016 y 2019 se han cumplido los diferentes objetivos marcados. Cabe destacar que el proyecto cumplió con el 99 % de las estancias de investigación previstas (cuando lo habitual es el 60 %). Principalmente, el proyecto ha servido para crear una red de centros de investigación con la que armonizar diferentes tradiciones de investigación en ciencias sociales. Durante estos años hemos fomentado el debate científico en torno a las desigualdades sociales desde una perspectiva comparada. Discutimos el concepto de desigualdad social en los países latinoamericanos en comparación con los países europeos con el fin de crear un diálogo que conduce a llenar la brecha de conocimiento entre estas dos diferentes tradiciones. Para ello, hemos ido elaborando un Modelo Analítico de Desigualdades y Trayectorias Sociales (AMOSIT) con el que, como destaqué, analizamos las especificidades de cada caso y buscamos patrones generales que expliquen conjuntamente la dinámica de las desigualdades sociales en Europa y América Latina.

En el modelo AMOSIT, las diferentes tradiciones investigativas y perspectivas teóricas en la investigación de las desigualdades sociales de la red INCASI se han enmarcado en un esquema general que ha servido de marco analítico en el que ubicar los aportes y avances parciales de investigación realizados durante el proyecto. Establecemos, desde el punto de vista sustantivo, tres áreas centrales de la vida social en las que podemos estudiar las desigualdades sociales de manera interrelacionada: el sistema educativo, el trabajo productivo y el trabajo reproductivo. Desde el punto de vista metodológico, definimos tres aspectos centrales: la combinación de elementos macrosociales y microsociales con diseños de análisis de métodos mixtos, la relevancia de la dimensión dinámica de los fenómenos sociales en el tiempo y la perspectiva comparativa entre países.

No se trata de un modelo de análisis cerrado. Más bien, es un punto de partida para las diferentes líneas de investigación desarrolladas en el conjunto de la red. Tampoco es un modelo teórico general único para el estudio de las desigualdades sociales desde una perspectiva comparada, sino que permite la conjugación y la interseccionalidad de distintos ámbitos y perspectivas de estudio.

El estudio comparativo de los dos continentes implica una dinámica de reflexión y análisis para producir resultados innovadores que puedan ser utilizados para reorientar teórica y empíricamente las desigualdades sociales. Al mismo tiempo, nos ayuda a elaborar diagnósticos que basan la toma de decisiones en la acción sociopolítica. Esta experiencia de investigación colaborativa constituye un primer paso para desarrollar un programa de investigación futuro a más largo plazo, que se ha construido a partir de múltiples intercambios de investigación y conferencias científicas.

El proyecto también se focalizó en la formación: impartimos 34 cursos metodológicos durante el proyecto. Realizamos dos ediciones de la Diplomatura Posgrado en “Metodología para el análisis de las desigualdades sociales” (MADES), en formato online y con 30 créditos ECTS.

Coordinar y gestionar un proyecto internacional con 20 universidades y 185 investigadores que realizan estancias de investigación durante más de 50 meses no es una labor fácil ni libre de problemas. Implicó una enorme tarea administrativa para garantizar los criterios de elegibilidad y el día a día de las tareas del proyecto en general. Una de las claves para afrontar las dificultades con las que nos hemos encontrado ha sido la forma de organización. La organización centralizada del proyecto con una universidad coordinadora que asuma el papel de liderazgo del grupo aseguró, con la coordinación del resto de universidades, la efectividad de las tareas programadas. La amplia diversidad cultural e institucional de las universidades involucradas genera un desarrollo de capacidades de adaptación muy específicas. La rigidez de algunas instituciones en su funcionamiento representó un gran obstáculo y destinamos mucho tiempo a definir los protocolos de todas las universidades. Es muy importante para un programa de intercambio como éste que las universidades tengan en cuenta que reciben investigadores de países más pobres que llegan a ciudades con un alto costo de vida. Esa fue una de las tareas que más tiempo ha llevado. Por otro lado, nos hemos encontrado con una gran diversidad de relaciones laborales y tipos de contratos en un contexto de mayor inestabilidad y precariedad en el mercado laboral y en nuestras universidades, que dificultaba el cumplimiento de los criterios de elegibilidad establecidos por el programa.

El proyecto INCASI se plantea con el objetivo de extender la investigación comparada internacional sobre las desigualdades sociales que se expresan en diferentes contextos nacionales y regionales e identificar patrones y mecanismos similares inherentes a su configuración. Al comparar países, podemos reconocer algunos procesos históricos similares, como la integración económica global, el cambio tecnológico y la globalización, la precarización de los mercados laborales y las desigualdades de género. También podemos observar disímiles condiciones sociales e históricas marcadas por las características específicas de cada región y país. Una mayor exploración de estos temas guiará los objetivos generales del programa futuro.

En este contexto, nuestro plan es elaborar un nuevo proyecto en el que podamos continuar y ampliar nuestro trabajo de investigación. El objetivo principal es consolidar las actividades de investigación de la red INCASI mediante una investigación comparada sobre las desigualdades y la estratificación social entre Europa y América Latina con el fin de propiciar un espacio de reflexión colectiva y el desarrollo de sinergias entre los socios de la red. Buscamos emprender estudios innovadores cuyos resultados tengan un impacto en los debates académicos y políticos sobre el tema y en contribuir a la mejora del nivel de bienestar, reducir las desigualdades sociales y promover la justicia social. El nuevo escenario de la pandemia nos plantea, además, estudiar sus efectos específicos.

Queremos también implementar un máster internacional sobre “Análisis de las desigualdades sociales en perspectiva comparada”. Durante estos años hemos diseñado las líneas generales de contenido y hemos explorado diferentes alternativas para organizar en un futuro próximo un programa de formación internacional en formato online.

Recepción: 30 Junio 2020

Aprobación: 30 Noviembre 2020

Publicación: 01 Febrero 2021

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