Cuestiones de Sociología, nº 29, e163, febrero - julio 2024. ISSN 2346-8904
Universidad Nacional de La Plata
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Departamento de Sociología

Artículos

Las condiciones de reproducción de la fuerza de trabajo argentina. Un análisis preliminar del vínculo entre el gasto de los hogares y la inserción laboral de sus miembros a partir de los datos de la ENGHo (2017-2018)

Damián Kennedy

Universidad de Buenos Aires, Facultad de Ciencias Económicas. Centro de Estudios sobre Población, Empleo y Desarrollo (CEPED) / CONICET, Argentina
Facundo Lastra

Universidad de Buenos Aires, Facultad de Ciencias Económicas, Centro de Estudios sobre Población, Empleo y Desarrollo (CEPED), Argentina
Carolina Pradier

Universidad de Buenos Aires, Facultad de Ciencias Económicas, Centro de Estudios sobre Población, Empleo y Desarrollo (CEPED), Argentina
Cita recomendada: Kennedy, D., Lastra, F. y Pradier, C. (2024). Las condiciones de reproducción de la fuerza de trabajo argentina. Un análisis preliminar del vínculo entre el gasto de los hogares y la inserción laboral de sus miembros a partir de los datos de la ENGHo (2017-2018). Cuestiones de Sociología, 29, e163. https://doi.org/10.24215/23468904e163

Resumen: Este trabajo constituye una mirada exploratoria de la relación entre las condiciones de inserción laboral de las personas y las condiciones de reproducción de los hogares en términos del gasto desembolsado en trabajo doméstico remunerado, en el acceso a la educación y a la salud, a partir de los datos de la última Encuesta de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENGHo 2017/8). A tales fines, se clasificará a los hogares en cinco grupos diferentes: hogares con todos los trabajadores formales, principal sostén formal y algún trabajador informal, principal sostén informal y algún trabajador formal, y todos los trabajadores informales. La principal hipótesis que guía este artículo es que las distintas formas de inserción en el mercado de trabajo se reflejan en la esfera de la reproducción familiar, lo cual se expresa en diferencias en términos del gasto en los tres rubros considerados, que replican y exacerban las desigualdades presentes en el mercado laboral.

Palabras clave: Valor de la fuerza de trabajo, Diferenciación de la fuerza de trabajo, Gasto de los hogares, Argentina.

The reproduction conditions of labour power in Argentina. A preliminary analysis of the relationship between households’ expenditure and labour insertion conditions of its members based on ENGHo data (2017-2018)

Abstract: This paper explores the relationship between the labour insertion conditions of individuals and the reproduction conditions of households in terms of their expenditure on education, health and paid domestic work, based on data from the latest Household Income and Expenses Survey (ENGHo 2017/2018). Our study classifies households into five different groups: households with all their workers in the formal sector, households with their main income earner in the formal sector and at least one worker in the informal sector, households with their main income earner in the informal sector and at least one worker in the formal sector, and households with all their workers in the informal sector. The main hypothesis guiding our inquiry is that different forms of labour market insertion reflect on the sphere of family reproduction, resulting in differences in terms of consumption patterns in the three types of expenditure considered, which replicate and exacerbate the inequalities present in the labour market.

Keywords: Labour power value, Labour power differentiation, Household expenditure, Argentina.

Introducción

En el capitalismo, la generalidad de las mercancías se produce bajo la forma de capital; esto es, su fin inmediato no es la reproducción humana en sí misma, sino cerrar su ciclo de producción con un plusvalor. El origen del plusvalor radica en la existencia de la fuerza de trabajo como mercancía, la cual tiene como valor de uso la capacidad de crear más valor que el necesario para su producción. Dicho proceso encierra en sí mismo la necesidad de su constante renovación, tomando por tanto la forma específica de acumulación de capital (Marx, 1995 [1867]).

De esta forma, la reproducción de la fuerza de trabajo con los atributos productivos para participar activamente del proceso de producción constituye una necesidad propia de la acumulación. Dichos atributos no se limitan estrictamente a aquellos necesarios para desempeñarse en el proceso de trabajo en un sentido técnico, sino también al conjunto de formas de conciencia, actitudes y disposiciones requeridas a tales fines (Caligaris y Starosta, 2018). En tanto la existencia de la fuerza de trabajo supone la de su poseedor, el valor de la fuerza de trabajo, representado en el salario, se encuentra determinado por el tiempo de trabajo abstracto, socialmente necesario, realizado de manera privada e independiente, requerido para la producción de los medios de vida necesarios para permitir al trabajador poner en ejercicio su fuerza de trabajo. Esto incluye, entre otros elementos, la capacidad de generar ‒mediante la reproducción familiar‒ nuevos vendedores de fuerza de trabajo (Iñigo, 2012; Marx, 1995). A dichos medios de vida corresponde sumar aquellos que, al ser de provisión pública, no existen inmediatamente como mercancías, de modo que la capacidad de consumirlos no aparece incluida en el salario. En este sentido, en ciertos países presenta una particular importancia la provisión pública de los servicios de salud y educación, que resultan centrales para la reproducción de la fuerza de trabajo.

El referido proceso de consumo de los medios de vida se efectiviza en la unidad familiar, implicando el despliegue de un conjunto de trabajos domésticos necesarios tanto para la transformación de las mercancías adquiridas en la circulación en valores de uso aptos para el consumo, como también para la propia organización de dicho proceso. Cuando la totalidad o parte de dicho trabajo doméstico no se asigna dentro del hogar en función de los vínculos de carácter directo que rigen entre los miembros de la unidad familiar, surge como un consumo particular de algunos hogares el trabajo doméstico remunerado (en adelante, TDR) (Vogel, 2013).

En función de lo anterior, se presenta como un tema relevante de investigación la identificación de los vínculos existentes entre las formas de inserción laboral de los distintos fragmentos de la fuerza de trabajo y la magnitud y proporción de los consumos realizados por las unidades familiares. Sobre la base de la información para el total del país provista por la Encuesta de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENGHo) 2017/8, el presente trabajo se propone como objetivo principal llevar a cabo una cuantificación del estado actual de la articulación entre las condiciones diferenciales de explotación de la fuerza de trabajo argentina y los gastos que las familias desembolsan para acceder a los servicios de salud, educación y contratación de trabajo doméstico. Lógicamente, a los fines de analizar y comparar el consumo de los hogares, se toman también en cuenta las diferencias en las necesidades de consumo que surgen de las características de sus miembros, específicamente, la presencia de personas dependientes de cuidado (menores de edad y/o adultos mayores) (Esquivel, 2011).

El foco puesto en dichos consumos específicos radica tanto en la importancia que tienen en la reproducción de la vida humana como en los procesos en relación con su consumo que atravesaron a la sociedad argentina desde mediados de la década del setenta, cuyas principales características se desarrollarán en el primer apartado del presente artículo. La pregunta que motiva el análisis es si las diferencias existentes en el mercado de trabajo se potencian mediante la realización de gastos de distinta magnitud y características o si, en cambio, los hogares con inserciones laborales informales incurren en mayores gastos para intentar compensar las deficiencias asociadas a vínculos laborales de peor calidad.

El texto se organiza de la siguiente manera. En el próximo apartado se presentan las principales determinaciones de las condiciones de reproducción de la fuerza de trabajo en general y de la estructura social argentina en particular, las cuales permiten contextualizar el actual estado de situación en términos de las dimensiones que se propone analizar. Luego, en el segundo apartado, se introduce la clasificación de hogares adoptada en función del tipo de inserción laboral de sus miembros y su composición, presentándose asimismo los criterios metodológicos adoptados para el análisis de la información a lo largo del artículo. Por su parte, en el tercer apartado, se analiza el gasto que cada uno de los miembros realiza en los rubros de salud, educación y trabajo doméstico remunerado, tomando como punto de partida la relación entre ingreso y gasto total para los distintos tipos de hogar. Finalmente, en el último apartado se presentan las principales conclusiones del análisis, así como también las perspectivas de investigación que fueron abiertas por este estudio exploratorio.

1. Breves consideraciones en torno a proceso de diferenciación de la fuerza de trabajo argentina

La1 particularidad (no exclusiva) de la economía argentina desde la segunda posguerra es que una porción de los capitales que producen en escala restringida para el mercado interno tiene la capacidad de valorizarse normalmente, aun presentando una menor productividad a la vigente en el mercado mundial. Hasta mediados de la década del setenta, la base de la compensación a este rezago productivo la constituyó la recirculación de la renta de la tierra que fluye al país a partir de la exportación de mercancías de origen agrario hacia el conjunto de los capitales que producen localmente y la plusvalía extraída en la circulación a los capitales que no detentan aquella capacidad de valorización normal (esto es, los pequeños capitales).

La revolución en las condiciones materiales de los procesos de producción que dieron lugar a la conformación de la Nueva División Internacional del Trabajo (NDTI) hacia la década del setenta (Frobel, Heinrichs, y Kreye, 1978) implicó, de un lado, un incremento generalizado de la brecha de productividad relativa de la economía nacional (Cimoli, Porcile, Primi, y Vergara, 2005; Graña, 2013) y, del otro, la creciente participación en el mercado mundial de mercancías producidas con bajos salarios. Dado que la masa de renta agraria que fluyó a nuestro país desde entonces no presentó niveles mayores a los prevalecientes previamente, aquello se tradujo en una contracción del espacio de valorización para los capitales localizados en Argentina y, consecuentemente, en una menor demanda relativa de fuerza de trabajo.

El incremento de largo plazo de la tasa de desocupación constituye el reflejo inmediato de ello, aunque la cuestión no se agota allí. Desde entonces se verifica, por un lado, un incremento tanto del trabajo asalariado no registrado como de la producción de baja escala (donde resalta el cuentapropismo de subsistencia) y, por el otro, el deterioro de largo plazo del salario real, todo lo cual redunda en una multiplicación de la población bajo la línea de pobreza. En consecuencia, es posible afirmar que una porción creciente de la población logró vender su fuerza de trabajo solo a condición de que se la pague por debajo de su valor (Kennedy, 2018), constituyéndose en sobrepoblación relativa estancada (Donaire, 2019; Marticorena, 2011).

Ahora bien, dicho proceso no significó la desaparición de la totalidad de los capitales que detentan la capacidad de valorizarse normalmente. En este sentido, los capitales que continuaron produciendo en el país lo hicieron desarrollando procesos de producción de creciente complejidad (sin negar con ello el rezago productivo característico). Ello implicó que una parte de la población, a diferencia de la referida previamente, se reproduzca en condiciones que permitan el sostenimiento y el desarrollo de sus atributos productivos (Cazón, Kennedy y Lastra, 2016).

Estrictamente a los fines de operacionalizar el degradé de los capitales que producen en nuestro país, en el presente trabajo se considerarán las nociones de sector formal. sector informal. Si bien las mismas remiten a la teoría estructuralista,2 en nuestro país numerosos estudios empíricos dieron cuenta de la diferenciación en las condiciones de empleo y de ingresos de la fuerza de trabajo según su inserción en dichos sectores, considerando al tamaño del establecimiento y a la calificación de la tarea como “proxys” de la productividad (Monza, 2000; Poy, 2017; Salvia, Vera, y Poy, 2015). En la presente investigación, la distinción entre establecimientos formales e informales contribuirá a identificar diferentes situaciones existentes en las inserciones laborales de la fuerza de trabajo, y a partir de ello las distintas estrategias familiares en cuanto a los gastos realizados en educación, salud y trabajo doméstico.

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A partir de lo desarrollado previamente es posible afirmar que en Argentina se recrea, según las particularidades de su proceso de acumulación, la necesidad genérica del modo de producción capitalista ‒agudizada a partir de la conformación de la NDIT‒ de producir, de un lado, una sobrepoblación relativa y, del otro, una creciente diferenciación entre distintos segmentos de la fuerza de trabajo según sus atributos productivos.3 Específicamente en lo que respecta objeto de estudio del presente artículo (esto es, la relación entre la diferenciación de la inserción laboral de la fuerza de trabajo y las diferencias en el acceso a la salud, la educación y la contratación de TDR), resulta relevante destacar dos procesos bajo los cuales se desarrolló el proceso previamente planteado.

En primer lugar, la necesidad del proceso de acumulación de capital nacional de reproducir en forma diferenciada a los distintos estratos de la fuerza de trabajo implicó, en lo que respecta a la provisión de los servicios de salud y educación, que estos dejaran de proveerse de manera relativamente homogénea para toda la población, de modo tal que el acceso a diferentes calidades de los mismos pasó a estar portado en la creciente “individualización” de los ingresos percibidos por cada familia y de las condiciones de inserción laboral de sus miembros.4 En otras palabras, el consumo de servicios de salud y educación por parte de las familias trabajadoras tiende a realizarse crecientemente en base a un salario que se corresponde con el tipo específico de fuerza de trabajo que portan los integrantes activos de esas familias, en lugar de hacerlo mediante la provisión de servicios universales por parte del estado (Iñigo Carrera, 2008; Seiffer y Rivas Castro, 2017). En este sentido, la diferenciación se realiza mediante el acceso a servicios por medio del sistema público (que se encuentra en un proceso de deterioro progresivo) o el sistema privado (que posee una mejor infraestructura) (De la Puente y De los Reyes, 2019; Seiffer y Rivas Castro, 2017).

En segundo lugar, la creciente participación de las mujeres en el mercado laboral en las últimas décadas (Kennedy y Aguila, 2021) ha tenido un profundo impacto en la organización social del cuidado ‒es decir, la manera en que las familias, el Estado, el mercado y las organizaciones comunitarias organizan y distribuyen el trabajo asociado a tareas reproductivas y de cuidados (Rodríguez Enriquez y Marzonetto, 2015)‒. En particular, los estratos de la clase trabajadora con mayores ingresos relativos y calificaciones más altas han tenido la posibilidad de reducir la carga de trabajo doméstico no remunerado, a partir de contratar estos servicios en el mercado, donde son ofrecidos por miembros de hogares de menor ingreso y calificación (Fraser, 2016). En contraste, aquellos hogares que no tienen la posibilidad de contratar estos servicios se enfrentan a una mayor carga de trabajo doméstico, que principalmente recae sobre las mujeres de los hogares (Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento y Banco Mundial, 2012).

De esta forma, en ambos casos se trata de dimensiones en las cuales la necesidad general del proceso de acumulación de capital de producir estratos diferenciados de la clase trabajadora a partir de la diferenciación salarial implica adicionalmente una creciente mercantilización de la reproducción de la fuerza de trabajo, ya que este proceso conlleva un creciente consumo de valores de uso que previamente no se producían como mercancías.

2. Acerca de los criterios metodológicos adoptados

El análisis de la relación entre la inserción laboral y la reproducción familiar requiere el establecimiento de distintos perfiles de hogares, a partir de considerar tanto las características de la inserción laboral de sus miembros como así también la composición de los hogares en términos de presencia de personas dependientes de cuidados. En virtud de ello, se excluyen del análisis aquellos hogares conformados exclusivamente por ‘inactivos’, ya que sus condiciones de reproducción están condicionadas por factores que, si bien están relacionados con su inserción laboral pasada, no se encuentran inmediatamente determinadas por el mercado de trabajo.

En lo que respecta a la inserción laboral, el establecimiento de perfiles se realizó en dos pasos sucesivos: la clasificación individual y, sobre esa base, de los hogares. Así, en primera instancia se clasificó a los individuos según si su inserción laboral presenta un carácter formal o informal, considerando ‒en función del objeto de estudio‒ una operacionalización que combina la condición de registro del vínculo laboral y la productividad del establecimiento (enfoques “legalista” y “productivo”, respectivamente, de la informalidad) (Hussmanns, 2004; Poy, 2020).

En este sentido, en lo que respecta a los asalariados, la totalidad de aquellos no registrados se computaron como inserción informal, ya que parte de los beneficios sociales de los empleados (en particular, la cobertura de salud) se encuentran sujetos a la existencia de contratos laborales registrados.5 Por idéntica razón, también fueron clasificadas como parte del sector informal las personas desocupadas y aquellas beneficiarias de planes de empleo. Por su parte, dentro del conjunto de asalariados registrados se distinguió entre los pertenecientes al sector formal e informal en función de la cantidad de empleados en el establecimiento (adoptando el umbral de cinco empleados, criterio habitual de la literatura). No obstante, retomando a Monza (2000), algunas actividades productivas se consideraron como parte del sector formal independientemente de la cantidad de trabajadores que desempeñan sus actividades en el establecimiento (servicios sociales y de salud, servicios financieros, de alquileres y empresariales, y enseñanza).

En el caso de los trabajadores cuentapropistas, se los clasificó como pertenecientes al sector formal o informal de acuerdo con su calificación, considerando dentro del sector formal únicamente a aquellos con calificación profesional. Por último, la clasificación de los empleadores combina ambos criterios: se los considera insertos en el sector formal si, o bien su establecimiento emplea a más de cinco trabajadores, o bien su calificación es profesional. En el Cuadro 1 Anexo se presenta detalladamente la composición de cada tipo de inserción.

Sobre esta base, para la conformación de los perfiles de hogar a partir de la inserción laboral de sus miembros se identificó a cada hogar a partir de la combinación del tipo de inserción laboral del principal sostén económico del hogar (PS) y del resto de sus integrantes activos (Poy, 2020). En consecuencia, se obtuvieron cuatro grupos de hogares (Cuadro 1): aquellos hogares con todos sus integrantes activos/as formales (denominados ‘Hogares formales’), aquellos con principal soporte formal y algún trabajador informal (‘Hogares mixtos con PS formal’), los que poseen un principal soporte informal y algún trabajador formal (‘Hogares mixtos con PS informal’), y aquellos hogares con todos sus integrantes activos/as informales (‘Hogares informales’).6

Cuadro 1
Tipos de hogares según el tipo de inserción laboral de sus integrantes activos Hogares con miembros económicamente activos
Otros miembros activos
Formales Informales
Principal sostén Formal Hogar formal Hogar mixto con PS formal
Informal Hogar mixto con PS informal Hogar informal
Fuente: elaboración propia en base a Poy (2020).

En lo que respecta al establecimiento de perfiles de hogares según las diferencias en las necesidades de consumo que surgen de las características de sus miembros, se los clasificó en función de la presencia de menores de edad y/o adultos mayores, agrupación que arroja cuatro tipos de hogares posibles: Hogares sin mayores ni menores; Hogares con mayores y sin menores; Hogares sin mayores y con menores; y Hogares con mayores y menores.

De la consideración conjunta de ambas clasificaciones surgieron 16 tipos de hogares, cuya proporción respecto al total de hogares se expresa en el Cuadro 2.

Cuadro 2
Hogares según composición e inserción laboral de sus miembros En porcentaje sobre el total de hogares excluyendo Hogares sin activos7
Tipo de hogar Hogares con mayores Hogares sin mayores Total
Con menores Sin menores Con menores Sin menores
Formal 0,8 2,5 15,3 11,3 29,9
Mixto con PS formal 0,7 0,9 10,4 5,8 17,7
Mixto con PS informal 0,8 1,3 3,6 2,3 8,0
Informal 2,6 6,5 21,7 13,7 44,4
Total 4,9 11,1 51,1 33,0 100,0
Fuente: elaboración propia en base a ENGHo 17/18. Nota: Total de hogares: 12.642.525; total de hogares con al menos un activo: 10.595.633.

Para el análisis que se presentará a continuación se excluyen los Hogares con mayores y con menores, por dos motivos. Por un lado, resulta difícil caracterizar los patrones de consumo de hogares que contienen a miembros con necesidades de consumo tan disímiles, complejizando el análisis de los resultados obtenidos. Por otro lado, se trata un agrupamiento que reúne muy pocos hogares sobre el total y, según las recomendaciones del organismo generador de los datos, esto puede implicar que las estimaciones que surgen de la muestra sean poco representativas de la población objetivo de interés (INDEC, 2020).

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La información proveniente de la Encuesta de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENGHo) 2017/8 se analiza en términos per cápita, a los fines de evitar las distorsiones originadas en la cantidad de miembros de los hogares.

En los casos en que gastos e ingresos se consideran en términos absolutos, se expresan en pesos de poder adquisitivo de marzo de 2022. En el análisis específico del gasto por rubro, el mismo se basa centralmente en dos indicadores: el gasto per cápita promedio por tipo de hogar y el gasto per cápita por rubro como porcentaje del gasto per cápita total del hogar (de modo de identificar la importancia del monto desembolsado para cada rubro en relación con las posibilidades de gasto de los hogares). Complementariamente, se computan el porcentaje de hogares que realizan algún tipo de gasto en cada uno de los rubros analizados, y el gasto per cápita promedio por tipo de hogar considerando como universo de análisis al conjunto de hogares que presentan un gasto positivo en el rubro en cuestión. De modo adicional, en el caso de educación y salud se analiza el gasto per cápita promedio en los bienes y servicios que componen cada rubro,8 mientras que en el caso del trabajo doméstico remunerado se incorpora al análisis la relación entre el gasto en el rubro de cada tipo de hogar y la cantidad de personas ocupadas a tiempo completo que habitan en el mismo.

3. Análisis general del gasto de los hogares en educación, salud y trabajo doméstico remunerado

3.1. Ingresos y gastos totales de los hogares

Con el objetivo de brindar un contexto para la lectura de los resultados que se presentan en el resto del artículo, inicialmente se estudia la mediana del ingreso y del gasto per cápita de los hogares según perfiles. A tales fines se construye el gráfico 1, donde la recta diagonal marca los puntos de igualdad en ingreso y gasto. Tal como allí se observa, existe una clara estratificación en términos de gastos, ingresos y capacidad de ahorro según los distintos tipos de inserción laboral que presentan los hogares en cada una de las composiciones. Mientras que los Hogares formales presentan los mayores niveles de ingreso y gasto per cápita, lo contrario ocurre con los Hogares informales (que a la vez constituyen los hogares con poca ‒o nula‒ capacidad de ahorro). En tal contexto, los Hogares mixtos (más allá de la inserción laboral del PS) se ubican en una posición intermedia, destacándose que dentro de los mismos aquellos cuyo PS tiene una inserción informal presentan niveles de ingreso y gasto levemente mayores.

Gráfico 1
Mediana del ingreso y del gasto per cápita de los hogares. Según inserción laboral del hogar, composición y proporción del total de hogares. En pesos de marzo 20229
Mediana del ingreso y del gasto per cápita de los
hogares. Según inserción laboral del hogar, composición y proporción del total
de hogares. En pesos de marzo 20229
Fuente: elaboración propia en base a ENGHo 17/18 – INDEC e IPC-INDEC.

3.2. Gasto de los hogares en educación

Las composiciones de hogar más relevantes para el análisis del rubro educación son aquellas que agrupan a los Hogares sin mayores y con menores, y los Hogares sin mayores y sin menores, en tanto el nivel de gasto promedio per cápita en el rubro contrasta fuertemente con el presentado por aquellos Hogares con mayores y sin menores.

Al analizar la información correspondiente al acceso al subsistema educativo público o privado, en el gráfico 2 se observa que, para los Hogares sin mayores y con menores, se verifica un “ordenamiento escalonado” donde los Hogares formales muestran el mayor porcentaje de miembros que utilizan el sistema privado, los Hogares mixtos se ubican en un segundo nivel (sin un ordenamiento claro entre quienes poseen a su PS formal o informal) y los Hogares informales son los que presentan el menor porcentaje. Dicha “escalera” se replica al estudiar tanto el gasto per cápita promedio total ‒absoluto y en porcentaje del gasto total‒ en el gráfico 3 como el gasto en los tres sub-rubros de relevancia para dicha composición en el gráfico 4 (esto es, Enseñanza infantil y preescolar,10 Enseñanza primaria y Enseñanza secundaria11).

Gráfico 2
Porcentaje de la población que accede al subsistema privado de educación. Según inserción laboral del hogar y composición
Porcentaje de la población que accede al subsistema
privado de educación. Según inserción laboral del hogar y composición
Fuente: elaboración propia en base a ENGHo 17/18 – INDEC

Por su parte, en lo que corresponde a los Hogares sin mayores y sin menores, el patrón escalonado en el acceso al sistema privado no se verifica de forma tan pronunciada (gráfico 2). Tomando en consideración que la mayor parte de los gastos en educación para estas dos composiciones de hogar sin menores se realiza en Enseñanza superior (gráfico 4), la debilidad de dicho ordenamiento escalonado podría ser indicativa de la alta calidad y la gran extensión de la educación universitaria pública en Argentina. Sin perjuicio de ello, el ordenamiento escalonado se evidencia al considerar el gasto per cápita promedio (absoluto y en porcentaje sobre el gasto total) (gráfico 3) como en el Gasto en Enseñanza superior (gráfico 4).

Gráfico 3
Gasto per cápita promedio en educación. Total y en porcentaje del gasto total. Hogares según inserción laboral y composición. Argentina, 2017-2018. En pesos de marzo 2022)
Gasto per cápita promedio en educación. Total y en
porcentaje del gasto total. Hogares según inserción laboral y composición.
Argentina, 2017-2018. En pesos de marzo 2022)
Fuente: elaboración propia en base a ENGHo 17/18 – INDEC e IPC-INDEC.

Gráfico 4
Gasto per cápita promedio en educación para cada sub-rubro. Según inserción laboral del hogar y composición. Argentina, 2017-2018. En pesos de marzo 2022)
Gasto per cápita promedio en educación para cada
sub-rubro. Según inserción laboral del hogar y composición. Argentina,
2017-2018. En pesos de marzo 2022)
Fuente: Elaboración propia en base a ENGHo 17/18 – INDEC. Nota: No se incluyen los gastos en educación no atribuibles a ningún nivel.

En cuanto a los dos indicadores complementarios expresados en el mismo gráfico, resulta de interés resaltar lo siguiente. Para el caso de los Hogares sin mayores y con menores, la proporción de hogares que realizan algún gasto en educación resulta de menos del 30% para los Hogares informales, mientras que los otros tres tipos de hogares presentan un nivel en torno al 50%, reflejando las diferencias en las condiciones de acceso a la educación privada que se derivan de la inserción laboral de los miembros del hogar. Asimismo, al considerar el gasto per cápita promedio de los hogares que realizan algún gasto, se observa que también se replica la distribución escalonada. En este sentido, pueden señalarse dos niveles de diferenciación: por un lado, los Hogares informales se enfrentan a mayores obstáculos para acceder el sistema privado; por otro lado, las diferencias en los montos destinados al rubro dan cuenta de una gran diferenciación en el tipo de establecimiento privado al que puede acceder cada grupo de hogares.

Por su parte, en lo que respecta a los Hogares sin mayores ni menores, al observar el gasto per cápita promedio de los hogares que realizan algún gasto en educación se destaca particularmente no tanto el ordenamiento escalonado, sino el hecho de que la distancia entre los Hogares formales y el resto se amplía considerablemente respecto a los Hogares con menores.

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El análisis del porcentaje de gasto en educación sobre el gasto total puso en evidencia el ordenamiento escalonado existente en función del carácter formal o informal de la inserción laboral de los miembros de los hogares. Ello da cuenta que el mayor ingreso total de los Hogares formales permite utilizar un porcentaje mayor de su gasto total en este rubro (al permitirles cubrir sus necesidades de subsistencia inmediata de un modo relativamente más holgado); consecuentemente, la diferenciación existente al considerar el gasto per cápita promedio es marcadamente mayor.

En línea con lo desarrollado en el primer apartado del presente artículo, estos resultados permiten afirmar que las diferencias en la inserción laboral de los hogares se combinan con una diferenciación respecto a las posibilidades que tienen sus miembros para desarrollar los atributos productivos con los que enfrentarán la demanda de fuerza de trabajo, abriendo la pregunta respecto a la ampliación intergeneracional de la diferenciación en las condiciones de reproducción de la fuerza de trabajo.

3.3. Gasto de los hogares en salud

La identificación de la proporción de población que accede a los subsistemas privado y público de salud resulta particularmente dificultosa en la ENGHo 2017/8 como consecuencia de la elevada tasa de no respuesta que presenta el bloque de preguntas referido a este tema. No obstante, diversas investigaciones han puesto de manifiesto que la diferenciación existente en las condiciones de acceso a la salud se encuentran fuertemente vinculadas a las condiciones individuales de acceso al mercado de trabajo, (Cetrángolo y Devoto, 2002; Pradier, 2021), como reflejo del hecho ‒ya señalado‒ de que la existencia de un contrato laboral registrado implica una determinada cobertura de salud, la cual a su vez generalmente incluye al cónyuge e hijos/as menores de 26 años del asalariado/a en cuestión.

En lo que respecta al gasto en el rubro, tal como se observa en el gráfico 5, la “escalera” identificada para el rubro educación se repite ‒aunque de manera marcadamente menos pronunciada respecto a educación‒ en el gasto per cápita absoluto del total de los hogares, particularmente en los Hogares con mayores y sin menores y los Hogares sin mayores y sin menores. A su vez, no se observan diferencias sustanciales entre los distintos tipos de hogar para una misma composición en el porcentaje que representa el gasto per cápita en salud con respecto al gasto total; incluso más, en algunos casos tiende a verificarse un porcentaje levemente mayor en los Hogares mixtos. Ahora bien, en rigor, la no tan pronunciada “escalera” en el gasto per cápita promedio refleja una amplia diferenciación en las condiciones de acceso a la salud, toda vez que ello implica que los Hogares formales (aunque también, posiblemente en menor medida, los Hogares mixtos) agregan un determinado gasto a aquel correspondiente a la cobertura de salud con la que todos o algunos de sus miembros ya cuentan debido a su vínculo laboral.

Gráfico 5
Gasto per cápita promedio en salud. Total y en porcentaje del gasto total. Hogares Según inserción laboral y composición. Argentina, 2017-2018. En pesos de marzo 2022
Gasto per cápita promedio en salud. Total y en
porcentaje del gasto total. Hogares Según inserción laboral y composición.
Argentina, 2017-2018. En pesos de marzo 2022
Fuente: elaboración propia en base a ENGHo 17/18 – INDEC e IPC-INDEC.

Con respecto a los indicadores complementarios presentados en el gráfico 5, se observa un aspecto de interés respecto a la diferenciación en los Hogares sin mayores y con menores y Hogares sin mayores y sin menores: si bien los Hogares informales que realizan algún gasto en salud no destinan un monto particularmente menor al de los Hogares mixtos, la proporción de aquellos que tiene un nivel de gasto mayor a cero sí resulta marcadamente menor. En el caso de los Hogares sin mayores ni menores, ello se refleja en los dos niveles claramente diferenciados de gasto per cápita promedio: aquel correspondiente a los Hogares formales, y aquel correspondiente a los Hogares mixtos y los Hogares informales.

En lo que respecta a los sub-rubros del gasto en salud representados en el gráfico 6, para cada composición de hogar el principal gasto lo constituye aquel correspondiente a seguros médicos. Como puede verse, en los Hogares sin mayores ni menores y, particularmente, en los Hogares con mayores y sin menores, se verifica el “escalonamiento” observado previamente, nuevamente sin un ordenamiento claro en el caso de los Hogares mixtos. La diferenciación observada en este sub-rubro explica, prácticamente de manera exclusiva, la diferenciación identificada al analizar el gasto per cápita promedio total en el rubro salud.

Gráfico 6
Gasto per cápita promedio en salud para cada sub-rubro. Según inserción laboral del hogar y composición. Argentina, 2017-2018. En pesos de marzo 2022)
Gasto per cápita promedio en salud para cada sub-rubro.
Según inserción laboral del hogar y composición. Argentina,
2017-2018. En pesos de marzo 2022)
Fuente: elaboración propia en base a ENGHo 17/18 – INDEC.

Por su parte, en lo que respecta al gasto en productos, artefactos y equipos médicos (que comprende la compra de medicamentos), de manera general la diferenciación entre los distintos tipos de hogares es marcadamente menos pronunciada que en el caso de los seguros médicos. Este fenómeno podría dar cuenta del hecho de que, si bien las familias buscan mejorar las condiciones de acceso al sistema de salud mediante el pago de seguros médicos, en los hogares con mayor incidencia de la informalidad no se logra acceder a programas que cubran el costo de los productos complementarios a la atención de un profesional médico, lo cual redunda en un mayor gasto de bolsillo (fenómeno que resulta especialmente notorio en los Hogares con mayores y sin menores, es decir, en los hogares donde sus miembros tienen mayores necesidades de acceso a prestaciones de salud). De modo complementario, este hallazgo conduce a reflexionar en torno a algunas de las limitaciones del sistema de salud en lo que respecta al acceso a bienes complementarios esenciales para completar adecuadamente cualquier tratamiento (tales como los medicamentos).

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El análisis de los patrones de gastos en salud muestra que la diferenciación en las condiciones de acceso a estos consumos se expresa principalmente en que los hogares utilizan un porcentaje similar de su gasto total en este rubro, a pesar de que los Hogares formales (y, en menor medida, los Hogares mixtos) cuentan con una cobertura de salud como parte de sus vínculos laborales formales. También se ha encontrado que los Hogares formales (y, dentro de estos, los Hogares con mayores en particular) agregan un monto notablemente mayor en seguros médicos en comparación con el resto de los perfiles, reforzando la evidencia recién mencionada.

En consecuencia, y en línea con lo desarrollado en el primer apartado del presente artículo, estos resultados reflejan cómo las diferencias en la inserción laboral de los hogares se combinan con una diferenciación con respecto a las condiciones de acceso a la salud de la fuerza de trabajo actual y futura. En este sentido, nuevamente resulta de interés preguntarse por la posibilidad de una ampliación intergeneracional de la diferenciación en las condiciones de reproducción de la fuerza de trabajo.

3.4. Gasto de los hogares en Trabajo doméstico remunerado

En lo que respecta al rubro TDR, tal como se observa en el gráfico 7, para cada composición de hogar es posible identificar el mismo ordenamiento escalonado del gasto per cápita promedio del total de hogares según el tipo de inserción laboral, donde el mayor gasto se presenta en los Hogares formales, seguido por los Hogares mixtos y, finalmente, los Hogares informales (sin un ordenamiento claro entre los Hogares mixtos).12 Ello se repite ‒de modo menos pronunciado‒ cuando se toma en cuenta el porcentaje de gasto per cápita promedio en TDR con respecto al gasto per cápita del total de hogares.

Gráfico 7
Gasto per cápita promedio en TDR. Total y en porcentaje del gasto total. Hogares según inserción laboral y composición. Argentina, 2017-2018. En pesos de marzo 2022
Gasto per cápita promedio en TDR. Total y en porcentaje
del gasto total. Hogares según inserción laboral y composición. Argentina,
2017-2018. En pesos de marzo 2022
Fuente: elaboración propia en base a ENGHo 17/18 – INDEC e IPC-INDEC.

Idénticas conclusiones se extraen al considerar tanto el porcentaje de hogares que realiza algún gasto en TDR como el gasto promedio per cápita del conjunto de hogares con gasto positivo en dicho rubro. La excepción la constituyen los Hogares informales sin mayores ni menores, toda vez que el gasto per cápita promedio de los Hogares informales resulta mayor al de los Hogares mixtos con PS informal (y similar a los Hogares mixtos con PS formal).

Tal como se observa en el gráfico 8, la distancia del gasto en TDR evidenciada entre los Hogares con todas sus inserciones laborales formales (que gastan más en este rubro) y el resto de los agrupamientos se exacerba cuanto mayor es la cantidad de ocupados/as a tiempo completo en el hogar (siendo el porcentaje del gasto per cápita total en este rubro similar o incluso menor al de los Hogares mixtos con PS informal en aquellos casos donde hay menos de dos ocupados a tiempo completo). Ello pone en evidencia que una contracara del hecho de que los Hogares formales cuenten con una mayor capacidad de alivianar la carga de trabajo doméstico no remunerado contratando personal doméstico es una mayor participación en el mercado de trabajo a tiempo completo.

A su vez, cabe destacar que la misma diferencia entre el gasto de los Hogares formales y el resto se acentúa particularmente en el caso de los Hogares con mayores y sin menores (dando cuenta una vez más de las necesidades de cuidado diferenciadas de la población mayor).

Gráfico 8
Porcentaje del gasto per cápita total de los hogares en trabajo doméstico remunerado. Hogares según inserción laboral, composición y cantidad de miembros ocupados a tiempo completo
Porcentaje del gasto per cápita total de los hogares en
trabajo doméstico remunerado. Hogares según inserción laboral, composición y
cantidad de miembros ocupados a tiempo completo
Fuente: elaboración propia en base a ENGHo 17/18 – INDEC.

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En vínculo con lo desarrollado en el apartado 1 en este rubro se verifica también una articulación entre la diferenciación que ocurre en el mercado de trabajo y las diferencias en torno a la posibilidad de contratar trabajo doméstico. Mientras los Hogares formales pueden disminuir la carga de las tareas domésticas contratando personas externas al hogar, los Hogares informales deben organizar las tareas reproductivas y de cuidados dentro del hogar, enfrentándose sus miembros a jornadas laborales donde las horas de trabajo no remunerado representan una mayor proporción de las horas totales.

4. Conclusiones derivadas y perspectivas a futuro

En este artículo, a partir del estudio de los gastos de los hogares con base en la ENGHo 2017/2018, se procuró llevar a cabo una cuantificación del estado actual de la articulación entre las condiciones diferenciales de explotación de la fuerza de trabajo argentina (según el carácter formal o informal de la relación laboral) y la diferenciación en lo que respecta a su acceso al sistema educativo, a la salud y a la contratación de TDR.

En función de los resultados expuestos al considerar el gasto promedio per cápita que los hogares realizan en dichos rubros, en términos generales es posible concluir que la diferenciación existente en el mercado de trabajo se refleja en el ámbito de la reproducción familiar, en tanto que para cada una de las composiciones de hogar (identificadas según la presencia de personas dependientes de cuidados) el gasto presenta un ordenamiento escalonado según el nivel de formalidad de las inserciones laborales de los miembros de los hogares. Más específicamente, los hogares cuyos miembros presentan únicamente inserciones laborales informales evidencian un menor gasto per cápita en educación, salud y TDR en relación a aquellos hogares con algún miembro con inserción laboral formal, gasto que a su vez resulta menor en relación al de los hogares donde no se presentan inserciones laborales informales. En tal contexto, también se puso en evidencia que los Hogares mixtos tienden a presentar niveles de gasto per cápita en educación, salud y TDR relativamente similares entre sí, a la par que no necesariamente aparecen ordenados en relación a la inserción laboral del principal sostén.

A su vez, con los matices resaltados en relación al rubro salud, el referido escalonamiento se replica al observar la proporción del gasto per cápita en cada rubro en relación al gasto per cápita total, aunque de forma menos pronunciada. En este sentido, resulta relevante tener en cuenta que aquellos hogares con menores niveles de ingresos disponen de una menor proporción de sus ingresos para destinar a gastos que no responden a la subsistencia inmediata, de modo que el hecho de que la diferenciación en la proporción de gastos que se dedica a estos rubros sea menor a aquella observada en términos absolutos da cuenta de la importancia que se le otorga a los mismos. En cualquier caso, debe notarse que una porción de las diferencias observadas en el gasto per cápita según los perfiles de hogar se explica por las disparidades existentes en el nivel de ingreso per cápita total de cada rubro.

Los patrones de gastos diferenciados para los distintos perfiles de hogar que se presentan en el trabajo pueden considerarse una expresión de lo sintetizado en el primer apartado del presente artículo: la necesidad de la acumulación de capital de producir estratos diferenciados de fuerza de trabajo implica de un lado, un acceso marcadamente dispar a los servicios de educación y salud y, del otro, diferentes posibilidades de contratación de personas ajenas al hogar para la realización de tareas domésticas.

Asimismo, a partir de los resultados alcanzados es posible hipotetizar que la diferenciación en las condiciones de reproducción de la fuerza de trabajo se refuerza en el tiempo. De un lado, el acceso diferenciado a la educación y la salud podría incidir en la formación de los atributos productivos de las siguientes generaciones de trabajadores y, por lo tanto, en las condiciones con las que se enfrenta la demanda de fuerza de trabajo. Del otro, la clara diferencia en la posibilidad de gastos en TDR pone de manifiesto la disparidad en las posibilidades que tienen las mujeres pertenecientes a distintos fragmentos de la población para insertarse laboralmente sin necesidad de someterse asimismo a extensas jornadas de trabajo no remunerado.

Como continuación de esta investigación, en el futuro se espera poder avanzar en dos líneas complementarias entre sí. Por un lado, en tanto los resultados aquí presentados refieren al total nacional, se procurará analizar las diferencias que, como es de esperar, existen en las modalidades de consumo que realizan los hogares en las distintas regiones del país. Por otro lado, se espera replicar el análisis aquí expuesto considerando las Encuestas de gastos previamente realizadas en nuestro país, de modo de analizar la evolución en el tiempo de la articulación entre la diferenciación en las condiciones de explotación de la fuerza de trabajo y la diferenciación en sus condiciones de reproducción.

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ANEXO

Cuadro 1 Anexo
ipos de inserción económico ocupacional y definición operacional
ipos de inserción económico ocupacional y definición operacional
Fuente: elaboración propia en base a Poy (2020) y Hussmanns (2004).

Notas

1 Este apartado constituye una apretada síntesis propia que encuentra sus bases en Iñigo Carrera (1998, 2008) y Marx (1995).
2 El punto de partida de los estudios del Sector Informal Urbano es la noción de heterogeneidad estructural. Según la misma, existe un degradé ostensible de productividad, que se vincula a la coexistencia de capitales vinculados al mercado mundial (el sector formal) y otros sectores de baja productividad y economías de subsistencia (el sector informal). En tanto el sector formal no emplea al conjunto de la fuerza de trabajo, una parte de ella debe insertarse laboralmente en un sector de baja productividad que opera en mercados competitivos y de fácil entrada por el bajo (o nulo) monto de capital necesario para iniciar una actividad (esto es, el sector informal) (Pinto, 1970; Poy, 2015; Programa Regional de Empleo para América Latina y el Caribe, 1978), En tal contexto, cabe remarcar que, aunque desde el punto de vista que se sostiene en el presente trabajo el rezago de productividad afecta a la generalidad de los capitales que producen en nuestro país, la conceptualización del sector formal y el sector informal resulta de utilidad a los fines de analizar la diferenciación interna de los capitales y, con ello, la diferenciación de en las condiciones de empleo de la fuerza de trabajo.
3 Las transformaciones en los procesos productivos que surgen del desarrollo de las fuerzas productivas tienen como contrapartida una constante diferenciación en los atributos productivos de la fuerza de trabajo entre quienes están a cargo de tareas crecientemente complejas vinculadas al desarrollo y aplicación del conocimiento científico necesario para diseñar los procesos y medios de trabajo, y quienes quedan relegados a la ejecución de tareas simples y repetitivas ‒que no obstante deben portar ciertos atributos universales necesarios para emplear las herramientas portadoras de este desarrollo‒ (Iñigo Carrera, 2008; Iñigo y Rio, 2016; Lastra, 2018; Starosta, 2012). De manera complementaria, este mismo desarrollo de las fuerzas productivas constituye el fundamento de la tendencia inherente al modo de producción capitalista de producir una sobrepoblación relativa para las necesidades de la acumulación a medida que crece el peso de los medios de producción en detrimento del trabajo vivo en los procesos productivos.
4 Dicha transformación se asocia a una creciente divergencia en los recursos per cápita disponibles en los subsistemas público y privado, lo cual ha tenido como consecuencia que aquellos segmentos de la población con una mejor posición socioeconómica dejen de recurrir al subsistema público y de esta forma, el tipo de servicios a los que se accede difiera de acuerdo con la situación laboral y los ingresos de cada fracción de la población. En este sentido, resulta relevante señalar que al referir a diferencias en la calidad de los servicios públicos y privados no se refiere a la formación o habilidades de los profesionales que se desempeñan en cada uno de los subsistemas, si no a las diferencias en el presupuesto per cápita con el que se cuenta, lo cual impacta en las condiciones de infraestructura, el estado del equipamiento, los tiempos de espera, etc.
5 En términos del problema de investigación abordado en este trabajo, resulta particularmente relevante el registro de la relación laboral en el sistema de seguridad social debido a que modifica las condiciones de acceso al sistema de salud del grupo familiar primario del trabajador (Ley n° 23660).
6 Aquellos hogares donde el principal sostén del hogar es inactivo, pero otros de sus miembros cuentan con una inserción laboral (formal o informal) se categorizan como hogares con principal sostén informal, ya que, al igual que en el caso de una inserción laboral informal, representa una situación donde el principal sostén no puede brindar a su familia otros beneficios sociales vinculados a una relación laboral registrada (tales como un seguro de salud).
7 Para la estimación de estos datos se considera el porcentaje de hogares en lugar del porcentaje de personas, de modo de evitar las distorsiones que aparecen debido las diferencias en las cantidades de miembros de cada tipo de hogar.
8 Ello se realiza mediante un agrupamiento de ítems de gasto según la disponibilidad de información en el segundo nivel de desagregación en sub-rubros de la ENGHo. En el caso de la educación, la desagregación se realiza por nivel de enseñanza, incluyendo a los gastos de arancel, matrícula, pago de clases y de cursos para cada uno de los niveles. Para el rubro de la salud, el segundo nivel de desagregación disponible en la ENGHo incluye una gran variedad de ítems agrupados en 4 sub-rubros.
9 Tanto en este gráfico como el resto del artículo, la transparencia de los círculos o barras en los indica el porcentaje que cada tipo de hogar representa respecto del total de hogares, expresando la información presentada en el cuadro 2.
10 Resulta relevante destacar que la diferenciación evidenciada en el gasto en dicho sub-rubro se refuerza con las severas limitaciones que específicamente presenta la provisión pública de estos servicios, lo cual se traduce en una mayor carga de trabajo de cuidado no remunerado al interior de los Hogares mixtos e informales.
11 En el caso de la enseñanza primaria, la diferencia entre los Hogares Formales y el resto es relativamente más marcada en el caso de los Hogares sin mayores y con menores
12 En particular, en el caso de los Hogares con adultos mayores, que presentan los niveles absolutos de gasto más altos, la diferencia de gasto per cápita de los Hogares formales con respecto al resto resulta aún más amplia.

Recepción: 10 Septiembre 2022

Aprobación: 03 Mayo 2023

Publicación: 01 Febrero 2024

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