Cuestiones de Sociología, nº 9, 2013. ISSN 2346-8904
Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación.
Departamento de Sociología

 

¿De la década perdida a la década ganada? Del auge y crisis del neoliberalismo al neodesarrollismo en crisis en Argentina

Mariano Féliz

(FaHCE / UNLP - CONICET, Argentina)

Las últimas décadas en Argentina han dado cuenta de la consolidación de un proceso de transición entre el proyecto de desarrollo capitalista de impronta desarrollista nacido al calor de los años 1950-1960 y una nueva estrategia de reproducción social de cuño neodesarrollista cuyo inicio se remite al bienio 2002-2003 (Féliz y López, 2012). En ese tránsito, el conjunto del pueblo trabajador vio debilitada su capacidad organizativa y por tanto sus posibilidades para imponer un proyecto de sociedad inclusivo y emancipador, y sufrió un deterioro estructural y sistemático en sus condiciones de vida. La contracara ha sido el avance de las fracciones más concentradas del capital que pudieron ampliar su control sobre la producción y reproducción social, y crear las bases para una nueva forma de inserción periférica y dependiente para el conjunto de la sociedad argentina en el ciclo global del capital. No hay década(s) perdida(s) para el capital, que ha logrado construir una nueva plataforma para su valorización a escala ampliada.

Desde 1975, en y a través del neoliberalismo, el capitalismo argentino encaró un proceso de reestructuración violenta y profunda de su forma de ser, transformando la estructura del capital y su articulación con el ciclo global del capital. Ese cambio conoció diversas etapas, que atravesaron el proyecto dictatorial, la era alfonsinista y la Convertibilidad, paradigma y síntesis de la última etapa del proyecto neoliberal en el país (Féliz, 2011).

La crisis del proyecto neoliberal en Argentina se enmarcó en un proceso de crisis general que se inicia en el sur global a mediados de los ‘90. En Latinoamérica esa crisis se expresa en la crisis mexicana de 1995, el ascenso del Chavismo al gobierno en Venezuela en 1998 y el estallido de la Convertibilidad en 2001 en Argentina. El proceso de crisis se extiende a lo largo de la primera década del siglo XXI, y se manifiesta abiertamente en los países centrales recién en 2008 (Féliz, 2011b).

El desarrollo del proyecto neoliberal no fue un trayecto lineal, preconcebido o sin tropiezos. Habiendo re-articulado el conjunto del capital local, alterando su estructura interna, su composición técnica y política, y su vínculo con el mercado mundial, el neoliberalismo en Argentina creó las condiciones de su propia superación dialéctica. Esa superación no sería una apuesta segura para las clases dominantes, pero las transformaciones sufridas durante tres décadas marcaron un limitado campo de posibilidades.

Neodesarrollismo, superación dialéctica del neoliberalismo. ¿De la consolidación a su crisis transicional?

Frente a la crisis (1998-2001), las clases sociales en pugna buscaron imponer un nuevo proyecto societal que debía ser construido sobre la herencia del proyecto neoliberal. Desde fines de 2001 y hasta 2006, en un proceso de “normalización conflictiva” de las demandas populares (Dinerstein, Deledicque y Contartese, 2008), las fuerzas dominantes pudieron ir conformando un nuevo bloque en el poder, con el kirchnerismo expresando en forma contradictoria sus intereses generales en el Estado. A un costo social y económico sin paralelos en nuestra historia, se configuraba un nuevo proyecto de desarrollo capitalista sostenido en una nueva inserción internacional periférica de orientación neoextractivista y superexplotadora de la fuerza de trabajo, bajo la conducción del capital transnacionalizado como fuerza social hegemónica dentro de la clase dominante (Féliz, 2012). Mientras la faceta neoextractivista (Svampa, 2011) se manifiesta sobre todo en el peso de la renta extraordinaria derivada del monocultivo de soja y la minería a cielo abierto con orientación netamente exportadora, la dimensión superexplotadora de la fuerza de trabajo (Marini, 2007) se expresa en la persistencia de condiciones extendidas de precarización de la fuerza de trabajo (no menos 1/3 de la fuerza laboral) y niveles salariales promedio sistemáticamente por debajo de la canasta familiar (a pesar de una mejora relativa y significativa en este aspecto en los primeros años de la etapa).

Este nuevo proyecto fue conformado a partir de una transición turbulenta que supuso reconstruir la capacidad hegemónica de las fracciones dominantes del capital. En y a través de una nueva configuración de las políticas estatales y de una retórica política con tintes anti-neoliberales en clave nacional-popular por parte de las fuerzas gobernantes, los sectores populares fueron incorporados simbólica y materialmente, aunque de manera subordinada y parcial, al nuevo programa hegemónico (Féliz y López, 2012). El kirchnerismo consiguió ocupar un lugar primordial para neutralizar la conflictividad social y política a la vez que lograba recrear las condiciones para la acumulación sostenida de capital.

La política social se masificó en un intento, a la postre parcialmente exitoso, para contener y canalizar institucionalmente la conflictividad social que tenía (y tiene) como sustrato la precarización extendida y persistente de las condiciones de vida del pueblo. La política macroeconómica se fue articulando a los fines de garantizar simultáneamente condiciones de rentabilidad para el capital en su conjunto (devaluación del peso y tipo de cambio real elevado) con una redistribución a favor del capital productivo (renegociación de la deuda pública, tasas de interés bajas en términos reales) y, en particular, del gran capital a través de millonarias transferencias en promoción industrial, subsidios en energía y transporte, y exenciones impositivas. La política laboral ocupó un lugar singular pues debió a la vez canalizar la conflictividad en los lugares de trabajo, alimentada por el surgimiento de una nueva generación de activistas sindicales de base, e integrar las demandas salariales en los marcos limitados –y limitantes- del proceso de valorización de capital.

De ese modo, en contraste con la “medialuna radical” en la región suramericana (integrada por Venezuela, Ecuador o Bolivia), en Argentina (al igual que en Brasil o Uruguay) los sectores dominantes mostraron una gran capacidad para contener las demandas populares dentro de las restricciones de un capitalismo periférico posible.

El nuevo proyecto hegemónico se estabilizó hacia 2006 en un programa de orden neodesarrollista, con fuertes influencias del neoestructuralismo cepalino posneoliberal (Féliz, 2012b). En sintonía con el viejo desarrollismo, el Estado recuperaba un rol de articulador explícito de las demandas contrapuestas de los distintos actores sociales de clase, por el cual las políticas estatales intentarían canalizarlas productivamente para el proyecto de reproducción social capitalista. Eso se lograría con una estrategia política que restringe la participación popular legítima y sus demandas a aquello que pueda ser integrado productivamente al “deber ser” capitalista; es decir, en un proyecto de desarrollo con eje en el crecimiento económico (la producción de valor de cambio por el valor de cambio mismo).

En la etapa actual, en un contexto de transnacionalización del capital –y en especial en Argentina, donde ese proceso avanzó fuertemente a través del neoliberalismo-, el Estado neodesarrollista pasa a ocupar un lugar central en la producción de las condiciones para la reproducción ampliada del mismo a escala global (desarrollo o crecimiento “desde dentro”, siguiendo a Sunkel, 1991), bajo la forma del ‘imperativo de la competitividad’. Las demandas populares buscan ser normalizadas e integradas institucionalmente (aun si de manera conflictiva y siempre precaria) dentro de ese canon, a riesgo de ser reprimido, o marginalizado y señalado como irracional o irresponsable (Féliz, 2012b). Haciendo de la debilidad virtud, las fuerzas sociales hegemónicas evitan en ese marco cuestionar la posición periférica y dependiente a escala global y subordinada a escala regional de la economía del país (cada vez más detrás de los sub-imperialismos de China y Brasil, respectivamente; Féliz, 2013b).

¿Crisis transicional ‘en’ el neodesarrollismo o crisis ‘del’ proyecto estratégico de los sectores dominantes?

A lo largo de la última década, el neodesarrollismo se consolida en Argentina pero crea barreras que en el tiempo se tornan en límites para sí mismo. La inflación elevada, las dificultades crecientes para sostener la capacidad competitiva del capital, la insolvencia estructural del Estado y la industrialización trunca son barreras crecientes. En conjunción con un cierto deterioro del contexto internacional, las mismas tienden a convertirse en límites, que se manifiestan en crisis y vulnerabilidad en diversos frentes, como en materia distributiva, de infraestructura social y económica, de financiamiento público y de balance de pagos (Féliz, 2013). La incipiente recuperación socio-económica para amplias fracciones del pueblo durante el primer lustro posneoliberal (2002-2007) pierde impulso, y nuevamente las fracciones dominantes (vinculadas al extractivismo y la exportación) dentro del gran capital son las grandes ganadoras de la etapa. Los límites estructurales del proyecto ponen a las fuerzas políticas en el gobierno del Estado frente a una situación que presagia, pero no determina, un deterioro en su capacidad de construcción hegemónica.

En una situación de creciente incertidumbre, los sectores dominantes moderan sus expectativas, limitan su inversión a pesar de su elevada rentabilidad y fugan los flujos de valor que pueden controlar. En el segundo quinquenio neodesarrollista las tasas de crecimiento promedio se reducen a la mitad de la etapa previa: el aumento medio del PBI entre 2003 y 2007 fue de 8,8%, mientras que cayó a sólo 4,8% entre 2008 y 2013, con al menos dos años de crecimiento menor al 1%. A su vez, dichos sectores buscan ajustar las clavijas de sus procesos de producción y apropiación de valor restringiendo la contratación de fuerza de trabajo e intensificando el uso de la disponible, acrecentando el ritmo de la productividad e intentando limitar la apropiación de la misma por parte de su capital variable. La productividad del trabajo (en la industria) creció 3,8% promedio anual entre 2003 y 2007, y dio un salto entre 2008 y 2012, período en el que aumentó al 6,1% promedio por año. Desde el Estado, las fuerzas políticas en su seno apuestan a una transición de “intensificación capitalista” en el marco del mismo proyecto hegemónico neodesarrollista. Esa intensificación supone intentar acentuar el avance de la productividad laboral y su apropiación capitalista en una estrategia que profundiza las bases estructurales del proyecto, pero enfatizando la necesidad de un salto en la competitividad general de la economía y la moderación de las demandas económicas y políticas. En ese sentido apunta la decisión de impulsar el Plan Estratégico Industria 2020 y el Plan Estratégico Agroalimentario y Agroindustrial 2020, junto al intento de recrear un Pacto Social (Féliz, 2013b).

La consolidación de los límites del proyecto neodesarrollista a fines de su primera década fragmenta materialmente a las distintas fracciones del capital pues las condiciones de valorización se hacen más dispares en un contexto de menor capacidad de acumulación. A ello se suman la menor capacidad de integrar a fracciones importantes de los sectores populares (entre otras causas, al reducirse sustancialmente la capacidad de generación de empleo) y los límites propios de la estrategia gubernamental de construcción de consenso, para debilitar la capacidad hegemónica del bloque dominante. El resultado es la fragmentación del espectro político y el realineamiento progresivo de los principales actores. La alianza política en el poder (hoy liderada por el kirchnerismo), registrando la incipiente metamorfosis, parece transformarse –aparentemente- dentro del mismo peronismo (“ese hecho maldito del país burgués”, citando a J. W. Cooke).

Por su parte, las fuerzas políticas de tendencia antisistémica apuran su apuesta organizativa con el objetivo de contribuir a que los sectores populares puedan convertir la crisis transicional en el neodesarrollismo en su crisis integral. Esto requeriría articular una fuerza social-política con capacidad de disputa hegemónica a los fines de conseguir que la crisis en el neodesarrollismo pueda dar lugar a una superación dialéctica, reapropiando su propia herencia pero reconfigurándola en un camino que permita trascender los límites del capitalismo periférico.

En esta situación, como siempre, sólo la historia y la lucha resolverán la pregunta por el proyecto societal por venir.

Referencias Bibliográficas

Dinerstein, Ana; Deledicque, C.; Melina, L. y Contartese, Daniel (2008) Notas de investigación sobre la innovación organizacional en entidades de trabajadores desocupados en la Argentina, Realidad Económica, 234, pp. 50-79, Buenos Aires.

Féliz, Mariano (2011) Un estudio sobre la crisis en un país periférico. La economía argentina del crecimiento a la crisis, 1991-2002. Buenos Aires: Editorial El Colectivo.

Féliz, Mariano (2011b) Neoliberalismos, neodesarrollismos y proyectos contrahegemónicos en Suramérica, Revista Astrolabio. Nueva época, 7, pp. 238-265, CIECS / CONICET-UNC, Córdoba.

Féliz, Mariano (2012) Neo-Developmentalism Beyond Neoliberalism? Capitalist Crisis and Argentina's Development Since the 1990s, Historical Materialism, 20 (2), pp. 105-123, Brill, Londres.

Féliz, Mariano (2012b) Sin clase. Neodesarrollismo y neoestructuralismo en Argentina (2002-2011), Século XXI: Revista de Ciências Sociais, Vol.2, nº 2, pp. 09-43, Universidade Federal de Santa Maria (Brasil).

Féliz, Mariano (2013) Capitalismo posneoliberal y buenvivir en Argentina. ¿Cómo salir de la trampa neodesarrollista?, Revista Herramienta, 53, nueva serie, Buenos Aires.

Féliz, Mariano (2013b) El neodesarrollismo y la trampa de la renta extraordinaria. El caso de Argentina, 2002-2012, Contrapunto, 2, pp. 113-129, Centro de Formación Popular del Oeste de Montevideo, Comisión Sectorial de Extensión y Actividades en el Medio /UDELAR, Montevideo.

Féliz, Mariano y López, Emiliano (2012) Proyecto neodesarrollista en Argentina ¿Modelo nacional-popular o nueva etapa en el desarrollo capitalista? Buenos Aires: Editorial El Colectivo.

Marini, Ruy Mauro (2007) “Dialéctica de la dependencia (1973)”. En Marini, R. M. América Latina, dependencia y globalización, pp. 99-137, Buenos Aires: CLACSO -Prometeo Libros.

Sunkel, Osvaldo (1991) El desarrollo desde dentro. Un enfoque neoestructuralista para la América Latina. México: Fondo de Cultura Económica.

Svampa, Maristella (2011) Extractivismo neodesarrollista, Gobiernos y Movimientos Sociales en América Latina, Revista Problèmes de l`Amérique Latine, 81, 103-128.

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