Cuestiones de Sociología, nº 28, e158, febrero - julio 2023. ISSN 2346-8904
Universidad Nacional de La Plata
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Departamento de Sociología

Reseñas

Semán, E. (2021). Breve historia del antipopulismo. Los intentos por domesticar a la Argentina plebeya, de 1810 a Macri. Buenos Aires: Siglo XXI Editores (280 páginas)

Olga N. Bracco

Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Ecuador / Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales (UNLP - CONICET), Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, Universidad Nacional de La Plata, Argentina
Cita recomendada: Bracco, O. N. (2023). [Revisión del libro Breve historia del antipopulismo. Los intentos por domesticar a la Argentina plebeya, de 1810 a Macri por E. Semán]. Cuestiones de Sociología, 28, e158. https://doi.org/10.24215/23468904e158

Con una pluma que revive la tradición del ensayo político argentino, Ernesto Semán1 escribe en 2021 su Breve historia del antipopulismo. Los intentos por domesticar a la Argentina plebeya, de 1810 a Macri. La obra recorre 200 años de historia para mostrar cómo Argentina está fundada sobre el mito de un mundo plebeyo fantasmagórico y amenazante que funciona, a la vez, como aliciente del antipopulismo.

“Aquel peligro populista es difuso y variado en el tiempo, una quimera más que un objeto, pero con una característica estable: el populismo se piensa casi siempre como una forma defectuosa de integración de las masas a la política moderna. Esta falla convierte al populismo (…) en el obstáculo que se interpone entre la realidad de un país inconcluso y su ideal” (2021, p. 10)

La cita refleja la lógica que subyace a este libro: por momentos prima el clivaje populismo-antipopulismo y, por otros, es más fuerte el clivaje producido por las representaciones de las clases populares que construyeron quienes tomaron posiciones antipopulistas y tuvieron capacidad de nominar y, por ende, de conquistar y dominar.

El primer clivaje abre un espectro con diferentes grados de populismo y antipopulismo y en cuyos extremos existe también pluralidad: “No hay un antipopulismo, hay antipopulismos” (2021, p. 11). A lo largo de la historia, esa heterogeneidad incluye posturas de izquierda y de derecha. Semán indica que más allá de que el antipopulismo no sea solo una reacción al populismo, no se entiende uno sin el otro. Para él, el antipopulismo es un concepto, una identidad y una experiencia histórica relacional.

El segundo clivaje pone de manifiesto una gran batalla cultural por las representaciones de aquel mundo plebeyo. “El antipopulismo ha sido la forma predilecta de imaginar esa amenaza que viene desde abajo y aquella promesa correctora que debería aplicarse desde arriba” (2021, p. 11), por ello argumentamos que aquellos que construyen narrativas que logran imponerse en el sentido común reafirman tanto su poder como también las identificaciones propias y ajenas. Son representaciones más que grandes visiones del mundo, pero que hacen parte de determinadas formas de mirar la realidad. El libro da cuenta, entonces, de la disputa por los símbolos, las representaciones, la historia y las identidades, lo cual lo hace una batalla política, y lógicamente, una batalla cultural.

“Gaucho”, “compadrito”, “cabecita negra”, “choriplanero”, son parte de una secuencia narrativa que crea al otro. Ahora bien, la disputa no queda en el plano discursivo. Quienes hablan son sujetos políticos que se reconocen a sí mismos al crear la imagen de otros sujetos políticos. Ese factor ideológico es material. La visión impugnatoria y peyorativa de ese otro ‒calificándolo de sumiso, irracional, cooptado, manipulado o bárbaro‒ se encarna en lo material.

Más allá de las cuestiones identitarias, el autor entiende al antipopulismo principalmente como experiencia histórica. El concepto resulta vacío si no se asocia de manera constante al contexto-histórico político. Así, la obra recupera un sinfín de datos históricos y diversas fuentes (literarias, ensayísticas, intelectuales, académicas, etc.), bajo un enfoque multidisciplinar en el cual la historiografía, la sociología política y la sociología de los intelectuales cobran protagonismo.

Conceptualizarlo de esa forma sitúa al autor en el debate sobre lo que es y no es el populismo y por ende el antipopulismo. El libro se vuelve relevante por la vacancia académica en la cual se inserta: si bien es posible hallar una gran cantidad de trabajos que abordan el antiperonismo, la derecha o el neoliberalismo, existen muy pocos estudios de calidad sobre el antipopulismo en tanto experiencia, identidad y conjunto de representaciones.

Dentro de esa vacancia, el objetivo central del libro resulta más que pertinente. El autor intenta responder cómo una forma específica de antipopulismo, de carga liberal y conservadora, se impuso sobre las restantes. La respuesta abarca una historia corta y una historia larga. La historia corta es la que se cifra desde mediados del S. XX y en la cual el antipopulismo se convierte casi en sinónimo de parte del liberalismo argentino. La historia larga es la que comienza en 1810 y aborda la forma en que las élites imaginaron el lugar de las masas en la política.

El autor señala cinco ideas transversales que recorren el texto: a) la invención de un mundo plebeyo amenazante y la promesa de defendernos de esa amenaza que ya mencionamos; b) la prehistoria del antipopulismo es imprescindible para entender su propia historia; c) el carácter transnacional del antipopulismo como identidad política (autores argentinos e intelectuales del mundo, mediante sus intercambios, se nutrieron mutuamente); d) el concepto de transición, esto es, el imaginario de que en distintos momentos las masas necesitaron alguna forma de guía para convertirse en sujetos políticos; y e) que el antipopulismo ha sido por sobre todas las cosas el intento de adaptar los consensos de la Argentina a los cambios ocurridos en el mundo luego de la década de 1980. Así, el autor indica dos paradojas: la primera, que el antipopulismo se consolida cuando el populismo, como experiencia histórica, ha desaparecido junto con la sociedad industrial en la que germinó. La segunda, en sentido contrario, es que desde los años ‘80 se produjo el “complejo derechos humanos-derechos sociales” que se transformó en el verdadero enemigo del antipopulismo. De esta manera, el legado populista fue tanto o más poderoso que la experiencia populista en la que se inspiró.

Teniendo en cuenta el interrogante central y esas ideas, el libro se organiza en tres partes y destaca por lo novedoso de dicha división. La primera parte, denominada “Prehistoria”, comienza con la Revolución de Mayo en 1810 y termina con la sanción de la Ley Sáenz Peña en 1912. Semán advierte que en ese periodo se les da forma a las primeras definiciones de “pueblo” y de Estado Nación, en el cual la plebe será fuente de posibilidad, legitimidad y amenaza al mismo tiempo. Había que inventar al pueblo, pero también integrarlo, domesticarlo y modernizarlo. Así, el nudo de la narración antipopulista del S. XIX se compone de los caudillos, los seguidores y la lealtad. El gaucho, asociado a la barbarie, es la primera de una serie de caracterizaciones.

La segunda parte, “Historia”, comprende el periodo que va desde 1912 hasta el fin de la última dictadura cívico-militar en 1983. Se caracteriza por el crecimiento, apogeo y caída del populismo, con el surgimiento del peronismo como eje central. Pensando el yrigoyenismo, la década infame, el peronismo y las dictaduras, el autor realiza un repaso por la construcción del compadrito y del cabecita negra como figuras plebeyas. La primera, asociada a lo monstruoso y la violencia, producto del roce entre la ciudad y el suburbio, pero también como primer sujeto popular que forma parte de la política democrática. La segunda está vinculada al impacto del aluvión (“zoológico” o no), el desvío de las masas de un destino original, y “la identificación del peronismo como una expresión política de esa deformidad social y cultural, que abría una forma de incorporación defectuosa y engañosa de los trabajadores a la vida política” (2021, p. 110). A partir del hecho peronista y sus legados surgen diversas variantes del antipopulismo de izquierda y de derecha. A su vez, más claramente después de 1976, comenzó la construcción del individuo neoliberal, el homo economicus, como el ideal de ciudadanía y de una nueva subjetividad. “En su triple expresión ‒espíritu plebeyo, peronismo y sindicatos‒, el populismo era el sustrato último de la tragedia nacional” (2021, p. 197)

El último período, “Posthistoria”, comienza con la restauración democrática en 1983 y finaliza en 2019. Allí el antipopulismo adquiere perfiles más definidos. Durante el kirchnerismo, la figura preponderante construida por sus opositores es la del “choriplanero”, un neologismo usado para señalar a quienes recibían alguna forma de asistencia social. A diferencia de sus predecesores, “parecía situado en la intersección justa entre la sociedad y la política, y sus patologías en uno y otro ámbito se alimentaban mutuamente. Pero en su caso, la condición de víctima instrumental estaba acentuada” (2021, p. 233). Más tarde, en nombre de la libertad y el futuro, el arma del antipopulismo era la meritocracia, el ideal de la superación personal, el esfuerzo individual y la racionalidad económica.

De esta manera, el libro demuestra cómo “Civilización-barbarie”, “tradicional-moderno”, “peronismo-antiperonismo”, “racionalidad-irracionalidad”, “retraso-progreso”, “populismo-antipopulismo” son algunos de los pares de opuestos indispensables para entender cómo se ha interpretado la realidad desde el antipopulismo. La síntesis está muy bien lograda y organizada, aunque la diversidad de fuentes no la hace homogénea para todos los períodos.

Para concluir, podemos advertir que el libro termina centrándose más en el antipopulismo en su variante liberal conservadora, que fue la más hegemónica. En ese sentido, creemos que sería fructífero profundizar también en las variantes de antipopulismos de izquierda. Esperamos que el autor nos deleite con ello en sus futuros escritos.

Notas

1 El autor es escritor y profesor de Historia en la Universidad de Bergen, en Noruega. Trabajó como periodista en Página/12 y Clarín y en el 2000 se mudó a Estados Unidos. Allí estudió en la Universidad de Nueva York y luego fue profesor en la Universidad de Richmond. Entre novelas y obras de política e historia, ha publicado siete libros.

Recepción: 22 Marzo 2023

Aprobación: 13 Abril 2023

Publicación: 01 Julio 2023

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