Reseñas
Lo político, el objetivo puro del Populismo. Mudde, C. y Rovira, C. (2019). Populismo: una breve introducción. Madrid: Alianza Editorial
Una crisis de época, compleja y diversa, nos aboca hacia la problematización de lo político, cuyas expresiones históricas y contemporáneas copan las geografías del mundo y delinean un “momento populista”. El populismo es, en ese sentido, sea porque se le afirme o se le niegue, un fructífero camino de intelección y de construcción de proyectos políticos, y por ello, objeto de abordajes y críticas de variado cuño y valor epistémico y político.
La copiosa producción intelectual y mediática sobre la noción de populismo nos exige un posicionamiento inicial: la presente reseña del libro Populismo: una breve introducción, de Cas Mudde y Cristóbal Rovira, se construye sobre la perspectiva ontológica del populismo, una apuesta analítica que implica enfocarlo como la forma esencial del fenómeno político y no solamente desde las miradas fenoménicas asumidas en buena parte del debate público de divulgación y mediático, y en parte también en el ámbito académico.
La obra de Mudde y Rovira tiene un rasgo central que delimita el alcance de la noción, esto es, su visión del populismo desde una comprensión óntica, es decir, centrada en los aspectos esencialmente empíricos del fenómeno político. Esta es una visión que privilegia la indagación práctica de diversas experiencias políticas concretas en detrimento de la dimensión ontológica, es decir, de las lógicas políticas que hacen posible dichas prácticas. La perspectiva que adscribimos no se opone al abordaje óntico del populismo, sino que lo hace a la exclusión de su dimensión ontológica.
El libro de Mudde y Rovira se estructura a partir de los siguientes ejes analíticos que analizaremos brevemente, y acerca de los cuales dialogaremos: i) un marco conceptual y de enfoques respecto el populismo; ii) un análisis de casos de procesos populistas en el mundo; iii) las relaciones entre populismo y movilización; iv) la cuestión del liderazgo populista; v) las relaciones entre populismo y democracia; finalmente, vi) las formas de contención del populismo.
En el primer eje acerca del marco conceptual del populismo, los autores proponen un enfoque ideacional del populismo, cuyos elementos centrales definen al populismo como una “ideología delgada”. Añade a esta definición las nociones de campos homogéneos y antagónicos, en las que está dividida la sociedad, ilustrándola como “élite corrupta” y “pueblo puro” (p. 24). Mudde y Rovira se suman, en este sentido, a larga tradición que intenta definir al populismo como ideología, y lo hacen con el rasgo distintivo de “ideología delgada”, necesitando de esta forma de una “ideología huésped” que le otorgue contenido al proyecto populista. Este enfoque es característico de una definición óntica que le otorga un lugar epistémico privilegiado a lo dado, al hecho en sí, sin tomar en cuenta su relación con el componente de lo ontológico.
El segundo eje se enfoca en el análisis de diversos populismos del mundo, particularmente algunos casos situados en Norteamérica, Europa y Latinoamérica. Los autores refieren, a través de casos históricos en los continentes mencionados, una serie de características típicas del populismo, tales como: liderazgo central, organizaciones políticas débiles, ideologías maleables, antagonismo pueblo–elites, debilitamiento de la democracia liberal. Si bien los autores tematizan acerca de las condiciones sociales, económicas, culturales que intervienen en la aparición de fenómenos populistas, no explicitan las lógicas políticas que subyacen en la configuración del populismo, y centran su atención en la descripción del conjunto típico de características que denotan una visión peyorativa del fenómeno populista.
El tercer eje que proponen los autores se refiere a la relación entre populismo y movilización. Acerca de esto, Mudde y Rovira plantean tres tipos de movilización populista, a saber, “liderazgo personalista, movimiento social, partido político” (p. 65). Definen movilización como “el compromiso contraído por una amplia pluralidad de individuos para sensibilizar sobre un problema en concreto, lo que los lleva a actuar colectivamente para apoyar su causa” (p. 65). En estas formas de movilización, los autores resaltan algunas características tales como: estatus esencial al fenómeno del liderazgo, siempre desde una óptica de anomalía; la diversidad de procedencias ideológicas de las movilizaciones sociales; el papel preponderante de los partidos políticos en lo que llaman la movilización populista. En su tematización, existen sin embargo límites importantes; por ejemplo, no se explican las complejas dinámicas identitarias que promueve el populismo, refiriéndose a la movilización populista a través de una metáfora de movimientos lineales como movimientos que pueden ser “de arriba abajo o descendente (liderazgo personalista), de abajo arriba o ascendente (movimiento social) o ambas (partido político)” (p. 65). Respecto a las dinámicas identitarias, autores como Aboy Carlés han planteado características tales como la condición cambiante; la presencia de límites que establecen un contorno identitario y diferenciador entre identidades; la movilidad de los límites, lo cual genera yuxtaposiciones y subsunciones de identidades (Aboy Carlés, 2004, p. 22).
La cuestión del liderazgo populista es el cuarto eje que proponen los autores. En este aspecto, Mudde y Rovira reconocen el papel del liderazgo en los procesos políticos en general, particularmente en el populismo, otorgándole rasgos determinados como carisma, poder, representación única y directa del pueblo, e independencia de instancias de control. Esta caracterización se inscribe en un trasfondo que refleja una visión anómala del liderazgo: “los caudillos populistas suelen gobernar basándose en un ‘culto al líder’, que lo retrata como a una figura masculina y potencialmente violenta” (p. 89). Los autores no profundizan en aspectos de liderazgo que consideramos clave para la comprensión del populismo; por ejemplo, el papel de líder en la unificación de las demandas; la necesaria representación personal y encarnada de las mismas; la cuestión de la representación afectiva y no solamente conceptual de las demandas; la unificación estable y simbólica que propicia el liderazgo (Villacañas, 2017, p. 61), entre otras. El tratamiento que se le otorga a la cuestión del liderazgo en los enfoques ónticos como el de Mudde y Rovira no explicitan, conceptual ni metodológicamente, el lugar central que ocupa la noción de liderazgo carismático, ni los efectos que este tipo de liderazgo ejerce sobre las masas.
En quinto orden, Mudde y Rovira se centran en las relaciones entre populismo y democracia y sus efectos en procesos de democratización / desmocratización. Respecto a este tópico los autores establecen una distinción entre democracia y democracia liberal para colegir la relación conflictiva del populismo con la democracia liberal. En esta discusión, nuevamente, la postura de los autores se decanta por una perspectiva negativa del populismo, cuando afirman, por ejemplo: “El populismo (…) rechaza en lo fundamental las nociones de pluralismo y, por lo tanto, los derechos de las minorías, así como las llamadas garantías institucionales que deben protegerlos” (p. 109). En esta misma línea, de una manera implícita los autores parten de una matriz de análisis liberal, evitando referencias al papel jugado por populismos latinoamericanos, los realmente existentes, en la construcción de institucionalidad democrática. En efecto, la relación entre populismo e instituciones se ha venido instalando desde la última década como una promisoria línea de investigación desde América Latina en la perspectiva de discutir con la concepción liberal del populismo y resaltar la capacidad instituyente e institucional de los procesos políticos populistas (Aboy Carlés, 2010; Melo, 2010; Biglieri y Cadahia, 2021; Ramírez Gallegos y Stoessel, 2018).
Como corolario, Mudde y Rovira tematizan acerca de las formas de contención del populismo analizando lo que ellos plantean como la oferta y demanda del populismo. De acuerdo con estos autores, determinados contextos posibilitan la politización de asuntos públicos por parte de actores populistas, y en otros casos, por los aspectos culturales específicos de cada formación social. Es decir, desde esta perspectiva es la misma sociedad la que demanda intervenciones de tipo populista para la gestión de problemas no resueltos. En esta discusión, nuevamente, se deja entrever el posicionamiento político de los autores:
Y lo que es más importante, dado que el populismo suele formular las preguntas oportunas, pero ofrece las respuestas erróneas, el objetivo último no debería limitarse a la destrucción de la oferta populista, sino también al debilitamiento de la demanda populista. Solo la segunda opción reforzará realmente la democracia liberal (p. 150).
Como se ha hecho explícito, hemos caracterizado los rasgos esenciales de la obra de Cas Mudde y Cristóbal Rovira, señalando aspectos en los cuales las posturas de los autores se refieren a la dimensión empírica, fáctica del populismo, sin su necesaria problematización ontológica. La propuesta de los autores se construye sobre estas bases epistémicas –y políticas– en donde además se considera al populismo como un fenómeno marginal y patológico.
La producción teórica acerca del populismo, copiosa y a ratos excéntrica, convierte a este debate acerca de lo político y la política en un fenómeno de apariencia inasible. La tradición de pensamiento que aportan autores como Laclau y Mouffe sientan las bases para hacer inteligible lo político, para entender lo social desde su naturaleza esencialmente política, portadora de una lógica adversarial, en donde el antagonismo de lo social genera una dinámica que conduce a la conformación de identidades políticas. El déficit de problematización ontológica es quizás la seña particular del libro Populismo: una breve introducción.
El pensamiento populista no se ha propuesto nunca lograr su objetivo de una sola vez. Sucesivas aproximaciones, extravíos, problematizaciones fecundas han configurado un corpus teórico–analítico desde el cual habrá que seguir interpelando la teoría y las expresiones históricas populistas para constatar el por qué son “la vía real para comprender algo relativo a la constitución ontológica de lo político como tal” (Laclau, 2012, p. 112).
Bibliografía
Aboy, C. G. (2004). Repensando el populismo. En K. Weiland et al., Releer los populismos. Ediciones Centro Andino de Acción Popular.
Aboy, C. G. (2010). Las dos caras de Jano: acerca de la compleja relación entre populismo e instituciones políticas. Pensamiento Plural, 7, 21–40.
Biglieri, P. y Cadahia, L. (2021). Siete ensayos sobre populismo. Herder Editorial.
Cadahia, L., Coronel, V., Guanche, J. y Stoessel, S. (2020). Hacia una nueva lógica del populismo: de la ruptura de las instituciones a la institucionalidad populista. Recerca. Revista de Pensament i Anàlisi, 25(1), 25-46.
Laclau, E. (2012). La razón populista. Fondo de Cultura Económica.
Mudde, C. y Kaltwasser, C. R. (2019). Populismo: una breve introducción. Alianza Editorial.
Melo, J. (2010). Ostracismo, resurrección y utopía: breve nota sobre política, populismo y posestructuralismo. Pensamiento Plural, 7, 57-75. https://doi.org/10.15210/pp.v0i7.3644
Ramírez Gallegos, F. y Stoessel, S. (2018). El incómodo lugar de las instituciones en la “populismología” latinoamericana. Estudios Políticos, 52, 106-127. https://doi.org/10.17533/udea.espo.n52a06
Villacañas, J. L. (2017). Populismo. La Huerta Grande.
Recepción: 27 Marzo 2023
Aprobación: 07 Abril 2023
Publicación: 01 Julio 2023